jueves, 17 de marzo de 2016

La lucha sigue



Solamente sabia una cosa con seguridad: que no podía rendirme. En el momento en el que lo hiciese estaría perdida. Caer en la desesperanza suponía caer también en la desidia. La marea subiría y acabaría con todo.

Así que una forma apta y lógica de supervivencia es continuar la lucha aunque una tras otra se pierdan las batallas. En Psicología existe un fenómeno conocido como "Indefensión Aprendida". Esto supone que, el sujeto, a base de intentarlo todo recibiendo siempre la misma respuesta, simplemente deja de intentarlo. Se deja caer en la orilla y arrastrar por la marea. 
¿Por qué es tan grave caer en este estado de sumisión vital? Porque la vida, y por ende todo ser viviente, estamos sujetos al cambio. Nada permanece, nada es inmutable. Por lo que lo que nos funcionó en el pasado puede no funcionar en el presente y viceversa. Por lo que seguir intentándolo forma parte del juego. Si ahora no lo logras cambia de técnica. Si ahora no lo logras, espera, pero permanece siempre en la línea de salida.


Revisar cada día cuáles son nuestras opciones es una buena forma de continuar. Si no se puede seguir por una vía continuar por otra. Las posibilidades están ahí, aunque muchas veces no podamos verlas. Estar motivado supone estar aleta. Tener la energía mental y física que se necesita para hacer las cosas, por muy sencillas que parezcan a simple vista. Estar motivado supone ante todo, querer intentarlo. Las posibilidades de fracasar siempre van a estar ahí, acechando. Thomas Edison no logró crear la bombilla con un solo intento. El arma de la perseverancia es tan fuerte que nos puede permitir lograr lo impensable. Tener miles de respuestas negativas pueden ayudarnos a aprender, a tener experiencia, a lograr la sabiduría. Y sólo necesitamos que una sea positiva. 

Así que, ¿merece la pena vivir luchando? O por el contrario, ¿ Merece la pena dejarse arrastrar por la caprichosa marea? 

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